domingo, 12 de mayo de 2013

ESTIMULACIÓN EN EL APRENDIZAJE PARA PERSONAS CON TDA/H


Una persona, sea cual sea, con o sin algún tipo de merma o trastorno, se va a desarrollar dentro de la interacción de sus características fisiológicas con el ambiente que le rodea. Esto ocurre desde el mismo momento de la concepción. Exceptuando la vista, los demás sentidos son estimulados a través de la placenta: el tacto, el oído, el gusto y el olfato. A través de sus experiencias con las personas que le rodean, circunstancias, enseñanzas, cualidades, con todas sus variedades, aptitudes, actitudes, expresiones, demostraciones, etc, van a desarrollarse en su plenitud como personas. Todos estos puntos van a ser aspectos de vital importancia e influencia sobre la dirección que tomará el crecimiento personal de cada un@.

El cerebro de un bebé recién nacido tiene casi el número total de neuronas que el de un adulto. Solo unas pocas zonas como el cerebelo y el hipocampo, tardarán un poco más en culminar su desarrollo. Seguro que más de un@ os preguntáis como es que teniendo casi el mismo número de neuronas, su tamaño es tan diferente. Esto se debe a la mielinización, o lo que es lo mismo, al recubrimiento de los conectores o axones de las neuronas por una sustancia blanca llamada mielina. La función de la mielina es aislar  las conexiones entre neuronas y entre neuronas y órganos para que la información llegue lo más completa y veraz posible a su destino. Es lo que le aporta el volumen y peso al cerebro. 

Cómo se consigue este aumento? Por medio de las conexiones sinápticas. Cuantas más sinapsis realice el cerebro, mayor número de conexiones neuronales habrá. 

Cómo se producen esas sinapsis? Mediante el aprendizaje, ya que ponemos en funcionamiento nuestro organismo cerebral y por ende, a las neuronas, estableciendo conexiones nerviosas entre ellas y con el resto del organismo. Cuando dejamos de aprender, dejamos de usar distintas zonas del cerebro, por lo que las neuronas que allí se encuentran, dejan de conectarse y de vivir.

El cerebro de un bebé se va a desarrollar de una 
forma óptima dentro del período de gestación si atiende a experiencias placenteras y sanas durante todos estos meses: alimentación saludable, ejercicio moderado, evitar la práctica de hábitos tóxicos por parte de la madre: alcohol, sustancias psicotrópicas, excitantes, situaciones estresantes, violentas, consumo de tabaco o estar al alcance de humos o ambientes tóxicos y/o pobres en oxígeno. También va a favorecer este buen desarrollo la práctica saludable de contacto con el feto de: caricias, voces, música suave, etc. En definitiva, una activa interacción ya que favorece el aprendizaje y será recordado por el bebé. Constituyen los cimientos sobre los que se asentarán los demás aprendizajes del resto de su vida. Como he dicho antes, los sentidos del futuro bebé se desarrollan ya desde la vida intrauterina, exceptuando la vista, que se desarrollará una vez que haya nacido.

La estimulación ambiental, junto a los factores genéticos que nos vienen impresos, constituyen nuestra formación como personas. Es fundamental que el medio ambiente donde nos desarrollamos, esté enriquecido en estímulos, valores, empatía, habilidades sociales…y para ello los padres tenemos que ser un claro ejemplo de ello. Las personas somos los factores que más vamos a influir en su crecimiento y aprendizaje. Un ambiente con estímulos positivos es clave de ello. Pero tampoco hay que llegar a la errónea conclusión de pensar que hay que estimular hasta la saciedad ese ambiente, sino que hacerlo de una forma constante, positiva y enriquecedora, es suficiente para provocar un desarrollo cerebral óptimo. Toda esta estimulación tiene que comenzar en la familia, para luego seguir en la escuela y en la sociedad.

La atención es un aspecto básico para el aprendizaje. Hay un nivel de alerta óptimo durante el cual son más fáciles las tareas de aprendizaje. Para ello existe un neurotransmisor encargado de estos niveles: la noradrenalina. Su nivel está variando a lo largo de todo el día, así como en todas las zonas cerebrales, pasando por los distintos niveles, inclusive pudiendo llegar a los más extremos. También existe lo que se conoce como atención selectiva, que no es más que aquello que nos ha llamado suficientemente la atención en un momento dado, y al que le prestamos toda nuestra atención. Porque nos motiva. En esta motivación entra en juego distintos neuromoduladores segregados por zonas del cerebro, como el hipocampo, para establecer conexiones nerviosas entre las neuronas, favoreciendo el aprendizaje. Cuando nuestro cerebro produce de forma escasa o de forma extrema estos neuromoduladores (dopamina, noradrenalina, serotonina…) nuestra atención será pobre o nula.

Todo esto nos lleva directamente a la motivación, consecuencia directa de una emoción, esencial para producir cualquier tipo de aprendizaje. Todo lo que vemos o experimentamos está exento de cualquier tipo de emoción. Dependen completamente de nosotr@s para dársela, tanto sea positiva como no. Asociamos momentos, situaciones, gestos, sonidos, imágenes, con experiencias que los dotan de esa emoción que hemos experimentado con anterioridad, y que, de nuevo, volvemos a sentir. Por todo esto es importante asociar los actos y situaciones de las personas con TDA/H a estímulos positivos para provocar esa fabricación de neuromoduladores que conducirán a esa sensación placentera, también llamada motivación, que los pondrán en marcha hacia la acción. Los estímulos pueden ser de forma extrínseca (exteriores a la persona, mediante premios, objetos, caricias, felicitaciones…de forma concreta o simbólica) o intrínseca (relacionado directamente con la persona y su parte emocional: experiencias placenteras ligadas a sus metas, hobbies o aquellas actividades donde se sientan realizad@s).

No hay que olvidarse de los sucesos negativos, desagradables, estresantes…que provocan en la amígdala la reacción de atacar o huir, paralizando el resto del organismo. Llegando incluso a paralizarnos mental y completamente si se ha experimentado en otra circunstancia o si ha sido lo suficientemente dañino para la persona que lo está viviendo. No tod@s sentimos las mismas circunstancias de la misma manera, influye nuestra predisposición fisiológica, genética, experiencias ya vividas, aprendizajes… La amígdala libera noradrenalina y adrenalina provocando esos cambios físicos, a lo que le sigue una liberación de glucocorticoides por parte de las glándulas suprarrenales. La producción de los glucocorticoides con niveles excesivos como en situaciones de estrés crónico o de estrés elevado, provoca el deterioro e incluso la muerte de las neuronas del hipocampo, las encargadas del aprendizaje y la memoria. Por eso decimos SIEMPRE que hay que utilizar un ambiente y un lenguaje positivo, para potenciar los neuromoduladores y núcleos dopaminérgicos encargados de liberar dopamina, y evitar la producción de glucocorticoides. Estos núcleos dopaminérgicos también influyen en el control del movimiento. La liberación de dopamina tiene diversas causas positivas en sí. Se dice que la dopamina de la zona A-10 se libera por todo el cortex frontal, favoreciendo la claridad de pensamiento, y por el núcleo accumbens, donde activa la producción de opiáceos, provocadores de nuestro bienestar y situación placentera interior. Todas estas reacciones cerebrales provocan que las conexiones sinápticas entre las neuronas se fortalezcan, ayudando de forma positiva al aprendizaje y la memoria.

EL sueño también es un factor de vital importancia en la formación del aprendizaje. En las dos distintas fases del sueño: el sueño de onda lenta (aprendizajes relacionados con experiencias y viviencias) y el sueño REM (aprendizajes relacionados con las habilidades y procesos de actuación), es donde se fijan los aprendizajes. Nuestro cerebro no descansa al cien por cien, pero durante el sueño, trabaja menos que en la fase de vigilia, esto es, cuando estamos despiertos. Se limita a ordenar, clasificar y fijar aquellos elementos, vivencias y aprendizajes que hemos experimentado durante el día. Es de vital importancia dormir y descansar bien para que esto se produzca. 

Las personas con TDA/H tienen dificultades para dormir y descansar en unas condiciones óptimas, por ello que también le dificulta las labores de aprendizaje.

El ejercicio físico es otro elemento vital para el aprendizaje al dotar al cerebro de la cantidad necesaria de oxígeno para la producción de neuronas nuevas y mantener en perfecto estado las ya existentes. Es imprescindible que el ambiente donde nos desarrollemos esté limpio, ventilado y fresco. Otro aspecto a tener en cuenta en la realización de ejercicio físico son los efectos beneficiosos sobre la coordinación motora, control y atención.

Antes nombrábamos la alimentación en la etapa gestacional, pero su buen uso es imprescindible para todo el desarrollo humano, máxime en personas con TDA/H. El agua es un elemento esencial para la conservación de la hidratación cerebral. Los hidratos de carbono son una fuente del principal nutriente que necesita el cerebro para funcionar: la glucosa. Está comprobado empíricamente en estudios realizados por científicos, que l@s niñ@s que acuden a clase desayunando solo líquidos rinden menos en atención que los que han desayunando sólido, y mejor aún con alimentos ricos en hidratos de carbono. Otros alimentos favorecedores del aprendizaje son: omega 3omega 6 y aminoácidos que se pueden encontrar en alimentos como la carne, el pescado, los huevos y la leche o derivados.

Resumiendo, desde el mismo momento de la concepción, bajo un ambiente positivo y libre de estresores, una estimulación de calidad con lenguaje positivo, atención a sus necesidades, refuerzo de aquellas acciones de las que queremos crear hábitos, descanso, ejercicio físico, una buena alimentación y encontrar un equilibrio entre todo, favorecerá de manera óptima el desarrollo de nuestr@s hij@s, con y sin TDA/H



No importa la cantidad, sino la constancia y la calidad.


Nadie ha dicho que sea fácil. Pero sí posible.

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